domingo, 11 de septiembre de 2011

Hip - hop.


No soy un gran cultor ni seguidor del Hip hop. Conozco algunos músicos, grandes exponentes, temas legendarios y otras cosas. Entiendo de dónde viene, y (como pasa con la mayoría de la música) no sé para dónde va. Aunque tampoco me importa mucho para dónde va la música porque su camino, su evolución deben ser libres, no predestinadas.



No colecciono discos, ni afiches, no me visto con ropa grande ni uso gorras con logos de equipos de basquetball que en realidad nunca he seguido.
No me siento identificado con su génesis, con su pasado. No le voy a las pandillas ni a los insultos. De hecho me parece que es una estupidez relacionar necesariamente lo uno con lo otro.

Me gusta el hip hop, el rap y todos sus derivados, como el trip hop, simple y sencillamente por la música, por lo que me convoca a levantarme. Por el beat, el groove, el punch y tantas otras palabras en inglés que suenan tan “cool”.
Es la música lo que me parece primordial en el caso del hip hop, aunque he escuchado muchas discusiones sobre el hip hop como arte, como música.


Nueva York. Caos. Discriminación. Leyenda.
Muchas historias que contar.















¿Es el DJ un músico?

¿Es el tornamesas un instrumento?

¿Es el hip hop una música original cuando la mayor parte del tiempo lo único que hace es tomar partes de otras canciones y “tomarlas prestadas”?


Las respuestas no las tengo yo. De hecho no me interesa tenerlas. ¿Por qué quedarse ahí? ¿Qué sentido tiene? Tal vez mucho, tal vez el sentido sea entender realmente de qué está hecho el hip hop, porque la música no puede reducirse a la pura expresión sonora per se. Ha de tener algo de discurso entre líneas.

Pero no soy yo quien lo va a definir. Zapatero a tus zapatos. Dejémosle eso a quién bien lo sabe y lo entiende. Yo, por ahora, me quedo con lo bueno de la música. Yo, por ahora, recomiendo a Hocus Pocus, hip hop francés. Yo, por ahora, me quedo con el aporte del hip hop a la cultura universal. Los juglares, los contadores de historias alrededor del planeta. Es ahí donde está el verdadero sentido del Rapero. 

Los hacedores de ritmos tribales de antiguas culturas a través de la historia. Es ahí donde está el valor real de los MC´s.

No existe ninguna diferencia entre unos y otros. El día en que logremos entenderlo de ésta manera, entenderemos también que nada ha cambiado, aunque todo haya cambiado.

Seguimos siendo tribu. Seguimos siendo clan. Seguimos siendo legión. Seguimos golpeando tambores y contando historias.

Seguimos haciendo música.